Normalmente se solicita ayuda de un profesional cuando se han agotado todas las estrategias para la resolución de sus conflictos; sin embargo, el sujeto dispone de muchos más recursos de los que imagina.
El terapeuta le ayuda a descubrirlos.
La persona acude a consulta habitualmente sola, trabajando con ella en base al relato de su vida y, sobre todo, aquello que vivencia como un obstáculo para superar su sufrimiento.
La pubertad y la adolescencia es una etapa caracterizada por profundos cambios tanto físicos como emocionales los cuales le permitirán el tránsito de niño a adulto. De ahí que aparezcan dificultades en lo afectivo, social, familiar, personal, rendimiento escolar.
Cambia el acto por el pensamiento, los objetos por ideas. Por ello, su anhelo de privacidad e independencia. La terapia con adolescentes se centra en la escucha de su realidad cambiante, confusa, sin condenarles ni rechazarles para lograr un encuentro de su identidad, sexualidad, divergencia con los padres y/o figuras de autoridad.
Muchas veces se subestima el sufrimiento de los niños pensando que son etapas normales del desarrollo humano o simplemente que nosotros hemos pasado por situaciones idénticas o similares y las hemos superado.
Sin embargo, no todos, evidentemente, somos iguales ni tenemos las mismas capacidades. Por ello, la terapia con niños se fundamenta en escucharles y resolver su malestar a través del juego, vehículo natural de expresión del infante.